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SÍNDROME DE TOURETTE
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¿Qué es el Síndrome de Tourette?
Es un trastorno neurobiológico, genético y crónico que aparece en la infancia y se caracteriza por la presencia tics (movimientos involuntarios repetidos y sonidos vocales). No es degenerativo ni afecta la inteligencia, aunque en algunos casos puede ir asociada a otras patologías como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), trastorno obsesivo compulsivo (TOC), trastornos en el proceso de aprendizaje, ansiedad, depresión..., que pueden causar más dificultades al paciente que los propios tics.
Se desconoce la causa de esta enfermedad, aunque en muchas familias se ha podido observar una relación genética (aproximadamente el 10% de los afectados tienen historia familiar del trastorno) y afecta con más frecuencia a hombres que a mujeres (en relación de 3 por cada 1).
Sintomas
Los tics son movimientos o vocalizaciones involuntarias, súbitas, rápidas, recurrentes, arrítmicas y estereotipadas.
Los tics pueden ser motores y vocales y, a su vez, se dividen en simples y complejos. Pueden ser suprimidos voluntariamente por la mayoría de personas durante minutos u horas, pero la mayoría los experimentan como irresistibles. A veces se pueden atenuar con relajación o concentración en una actividad, y suelen desaparecer durante el sueño.
- Tics simples
Los tics motores simples son aquellos caracterizados por contracciones repetitivas y rápidas de grupos musculares funcionalmente similares. Los que se describen más comúnmente son los que afectan la cabeza y el cuello, como por ejemplo cerrar los ojos, sacudir el cuello, hacer gestos faciales, arrugar la nariz, contraer la boca, mostrar los dientes, subir las cejas, guiñar un ojo, morder los labios u otras partes, sacar la lengua, protruir la mandíbula inferior, cabecear, mirar a los lados, girar la cabeza bruscamente y encogerse de hombros.
Los tics vocales simples incluyen toser, carraspear, gruñir, inspirar fuertemente aire por la nariz o soplar, entre otros.
Existen otros tics que afectan los sistemas respiratorio y digestivo, como hipo, suspirar, bostezar, respiración exagerada, eructar, chupar o hacer sonidos de saborear.
- Tics complejos:
Entre los tics motores complejos se encontrarían los siguientes: oler objetos, saltar, tocar, la ecopraxia (imitación de gestos o posturas de otra persona) y la copropraxia, que consiste en realizar gestos con connotación obscena como por ejemplo hacer un corte de manga.
Y entre los tics vocales complejos: repetir sílabas (o palilalia), palabras o frases que ha proferido otro (ecolalia), y uso de la palabra soez (o coprolalia).
Además de los tics, los afectados de ST frecuentemente presentan trastornos asociados. Los más frecuentes son el trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH), seguido del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), síntomas de autoagresión o el trastorno de control de impulsos. Igualmente se observan a menudo problemas del aprendizaje y trastornos emocionales, entre los que destacan los trastornos depresivos y de ansiedad (Eapen, V., 2004).
Los tics junto a los trastornos comórbidos generan una disminución importante de la calidad de vida de las personas que sufren el ST en relación a la población general (Elstner, K et al, 2001). Por tanto, el tratamiento del ST debe dirigirse tanto al control sintomático de los tics como al manejo de los trastornos comórbidos, y a afrontar el impacto psicosocial que genera para garantizar la máxima calidad de vida de los afectados (Bradley, S.,1998).
Las respuestas exteriores que en algún momento el sujeto empieza a percibir, o lo que hacen sus familiares, profesores y compañeros cuando aparecen los tics, suponen el reforzamiento positivo o “lo que obtiene” el afectado a causa de la sintomatología del Síndrome de Tourette.
En este sentido, lo que suele obtener del medio socio- familiar es una atención excesiva hacia los tics y otros síntomas, expresada a través de actitudes ambivalentes que oscilan desde la sobreprotección a la severidad o la intolerancia.
En algunos casos la intolerancia se materializa en burlas y críticas . De esta manera, las manifestaciones del Síndrome de Tourette se van asociando a estímulos aversivos o desagradables, tanto de tipo moral (insultos, humillaciones), como físicos (castigos corporales).
La interacción de los factores de vulnerabilidad biológica que predisponen al Síndrome de Tourette con las situaciones potencialmente estresantes, aumenta las probabilidades de que los tics y otros síntomas se manifiesten explícitamente con mayor frecuencia e intensidad.